● Palabras del autor.
Muchos escritores en el mundo, desde el inicio de la literatura, han escrito sobre sexo: desde Egipto pasando por Grecia hasta Japón, el tema es una de las principales preocupaciones humanas. Pero a pesar de los millones de libros que se han publicado al respecto, aún no entendemos nada del asunto y no creo que Once minutos pueda mejorar esta situación: porque en la sexualidad la única conquista posible es terminar con la mentira que invade nuestro imaginario, y eso sólo es posible cuando tenemos la osadía de practicar, de equivocarnos, pero de decir la verdad sobre lo que sentimos. Los hombres no tenemos el valor de pedirle a la mujer: Enséñame tu cuerpo. Y la mujer tampoco nos dice: Aprende como soy. Nos quedamos con el primitivo instinto de supervivencia de la especie, en pseudolibertad de poder hablar abiertamente sobre el tema en cualquier mesa de restaurante, pero cuando estamos entre cuatro paredes, terminamos descubriéndonos como animales asustados, inseguros, frágiles. Lo que debería ser un momento mágico, se transforma en un acto de culpa, de pensar que se está siempre por debajo de las expectativas de los otros. Nos olvidamos de que ésta es una de la pocas situaciones de nuestras vidas en la que es necesario desterrar la palabra expectativa por completo.
Forma parte del mundo de un escritor reflexionar sobre la propia vida, y un libro sobre la sexualidad pasó a ser una prioridad para mí. Once Minutos no pretende ser un manual o un tratado sobre el hombre y la mujer frente al mundo todavía desconocido de la relación sexual. Si un miembro de la pareja se entrega por completo, quiebra el bloqueo del otro, por más fuerte que éste sea. Porque el acto de entrega significa “confío en ti”.
Cuando eso sucede, entramos en una especie de ritual ancestral, que es una oportunidad de transformación. Cualquier ritual exige que tú estés listo para dejarte conducir a la nueva percepción del mundo. Es ese deseo lo que da sentido la ritual.
En fin, nada de eso puede aprenderse en un libro, que en realidad sólo comparte la experiencia o la visión de su autor.
PAULO COELHO.
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